sábado, 21 de julio de 2012

Je vous déteste Luis P.T.


Sin ser una mujer romántica, conozco el otro extremo, el del anti romanticismo, el extremo del horror al que se puede llegar sólo con la más aberrante imaginación.
Hace años, en mi anterior trabajo,  me sorprenden con un viaje al festival de Cannes y su Marche du Film. Iba a trabajar en el stand de cine argentino en representación del cine de mi país.
Llamo a mis amigas, les cuento y lo primero que surge en todas es el comentario de "Ayyyyy que divino en la Riviera Francesa...cenando bajo la luna en la Costa Azul, glamour….seguro conseguís un novio italiano, alfombra roja, cine!!! . Todas cosas que a mí jamás se me ocurren pensar., pero aún así quedaron instaladas en mi cabeza como una posibilidad.
Paré en un Hotel en Juan les Pins una pequeña y hermosa ciudad cercana a Cannes.
La primer noche salgo de mi hotel cansada y perdida en búsqueda de un lugar en donde cenar.
El ambiente era ideal, verano, gente en la calle, una hermosa costanera con parejas paseando de la mano, cuando siento un grito que rompe con todo encanto:  “Querida, queriiiidaaaa, sos de la delegación de argentina queridaaaa??!!. A punto de decirle que no en senegalés, digo si en castellano.
Sin permiso, como un invasor troyano se mete en mi noche francesa donde iba a encontrar el novio italiano, bajo la luz de luna en una cena con velas.
El gritón se me acerca, no se presenta porque da por sentado que lo conozco, y si, lo conozco pero quisiera no haberlo visto jamás y menos en Juan les Pins de noche y en verano. Comienza a caminar tirándome del brazo, me dice que él conoce una pizzería y porque no vamos juntos.
Me hablaba de cosas que yo olvidaba el segundo, cuando ponía un respiro en su relato  me preguntaba a mi misma, que me dijo este hombre?, y así a los empujones verbales y de los otros,  me fue llevando a una pizzería cercana frente a la playa.
Pidió una pizza haciendo que hablaba francés acentuando el final de las palabras, pidió sin preguntarme que me gustaba…comió desaforadamente, hablo solo él.  Y la luna ahí sobre el mar azul mirándome y cagándose de risa.
Al pedir la cuenta,  sin vacilar me dice: paga vos que seguro te dieron viáticos y a mi de la radio no me dan, sabes nena?, que mentira tan chota me dice este viejo, y pago.
Me cuenta unos trucos para evitar gastos, como en el desayuno del hotel hacerse sanguchitos y guardarlos de contrabando en el bolso para “tirar” todo el día, y otras misereadas más que por suerte no recuerdo, ni lleve a cabo tampoco.
Intentó seguir el “tur de la nuit”  e ir a un café, pero para ese momento yo ya me había avivado que el protagonista de mi película era de un casting perverso y le dije NO LUIS, el café me lo tomo sola.
Sola, me senté a contemplar el mediterráneo, embelesada y feliz de estar en Europa, pero pensando en quién manejará los hilos de mi destino y porque me programó una noche con Luis P.  T.

La vida te da, pero siempre te la cobra.
Se los aviso para que pidan viáticos.

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